miércoles, 27 de julio de 2011

A propósito de Charlie

Mi perronchito Charlie despierta la admiración de grandes y pequeños debido a su reducido tamaño y su carita tan linda. Agradezco las muestras de cariño ya que a mi peludín le encanta chupetear a todo el que se acerca y se agacha a su mundo a regalarle cariño.

Pero desafortunadamente no todo el mundo respeta a mi cachorro. Hay gente que se cree con el derecho y autoridad suficiente como para coger a mi perronchito y levantarlo del suelo solo porque es pequeño. La verdad, no veo a nadie coger en brazos a un Pastor Alemán, un Boxer o a un Braco que no sea suyo. Y a mí esto no me agrada nada en absoluto, pero es que a Charlie menos todavía. Si ves que un animal se asusta, se agacha y no puede huir porque está atado ¿por qué le obligas a sufrir el miedo de ser levantado del suelo por un gigante extraño del que desconfía y no ha visto en su vida?
Una cosa es que el pequeñín se acerque a tí para jugar, te ofrezca su confianza y te deje acariciarlo, y otra muy diferente que una persona ajena le haga sufrir por un instante, le haga pasar miedo, y en alguna que otra ocasión le hagan daño por no cogerlo bien (¡no se le puede subir de las patitas que es muy pequeño!).

En el paseo de ayer seis personas lo levantaron del suelo sin permiso, ni mío ni del perronchito, que se asustaba y se ponía a temblar. Creo que voy a empezar a ser grosera con esta gente que no respeta a las mascotas de los demás. Y así evitaré el instante de angustia que vive Charlie porque a alguien se le antoja cogerlo.


Por Loles Martínez López

No hay comentarios: