domingo, 28 de agosto de 2011

El cochero tarugo

A estas alturas de mi vida, pocas cosas me pillan de sorpresa, la verdad. Pero todavía hay gente que me sorprende...y mucho. Este post se lo quiero dedicar a todos aquellos que desconocen lo que significa vivir en sociedad con un poco de civismo.
Como ya he manifestado en alguna ocasión me confieso una runner urbana, lo que me lleva a realizar kilómetros por el asfalto de mi ciudad, observando con hastío a aquellos conductores que se saltan los pasos de peatones y que aceleran cuando observan que deben parar porque el semáforo cambia a rojo.
Esto además de suponer una infracción, es un peligro que puede acabar con la vida de una persona. Pero eso eso es mucho pensar para la cabeza de un zote.

Ayer cuando salí a correr llegué a un semáforo que hay cruzar rápido porque dirige el tráfico de seis carriles, tres de cada sentido. El disco que advertía el paso de los peatones se puso a parpadear, por lo que en breve cambiaría el de los vehículos. Yo iba por la mitad del cruce y teniendo en cuenta mi velocidad, era de esperar que me daría tiempo a pasar sin problema alguno. Premisa que solo se cumpliría si los vehículos respetaran su disco y no se guiaran por el de los peatones. 

Como esto no ocurre a menudo, tuve la mala suerte de encontrar dos coches simulando la salida de F1. Al volante un mentecato y un patán que aceleraban y frenaban a 2 milímetros de mí. Es lo que yo llamo el 'cochero tarugo'. Dícese de aquellos que no respetan a nadie, y que además de hacer el ridículo, ponen en peligro a los demás.

Yo lo tengo claro, si algún día un cochero tarugo me roza lo más mínimo, haré una interpretación estelar que el zafio recordará mientras viva...y su seguro también.

Con lo poco que cuesta hacer bien las cosas.


Por Loles Martínez López

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