viernes, 21 de octubre de 2011

Valores morales

Esta mañana paseaba con el perronchito Charlie cuando me he encontrado a un vecino que también aireaba por estos lares a su perrón, un pincher precioso llamado Chico. Lo he visto pesaroso y entristecido, y me ha contado que alguien se dedica a tirar por el balcón trozos de pan con veneno para ratas. Con tan mala fortuna que Chico se comió un trozo el jueves por la noche y el sábado por la mañana se murió. No es la primera vez que ocurre esto, ya me han advertido varias veces.
Mi vecino, muy educado por cierto, me explicaba que no lograba entender cómo hay gente que quiere hacerle daño a los animales. Y que se había quedado muy triste con la pérdida de su mascota Chico, notaba mucho su ausencia y lo echaba de menos. Mientras me decía estas palabras, había cogido a Charlie y lo acariciaba abrazándolo junto a su pecho. Y mi pequeño bandarra, le devolvía el cariño cerrando los ojitos y apoyando su minúscula cabeza en la cazadora del chico.

No todos los que tenemos mascotas ensuciamos los parques y calles. Y aunque así fuera, es una falta de civismo y un comportamiento aberrante realizar estas acciones tan despreciables.

Charlie va esquivando esputos, pipís de niños pequeños que no aguantan a llegar a casa, bolsas de gusanitos pisoteados, paquetes de tabaco vacíos, millones de colillas y una infinidad de porquerías que dejan los humanos sin preocuparse de que un cachorro se las pueda llevar a la boca. Os puedo asegurar que paseando encuentras por las aceras auténticas cerdadas (y no de perros precisamente).

Perritos que siempre nos brindan su cariño reciben a cambio la muerte por que hay 'personas' que así lo deciden. No digo más.



Por Loles Martínez López

No hay comentarios: