Ayer tarde el calor no era tan insufrible como se acostumbra por estos lares. Así que mi #runningTime se adelantó con el objetivo de no cenar a las tantas y tener que acostarme a las tantas+1.
Llevo dos semanas saliendo lo mínimo. Cuando el cansancio me abate, prefiero posponer el entrenamiento y no forzar la máquina, por lo menos hasta que este lapso anémico desaparezca.
El caso es que después de estar atascada en la Confort Zone, como bien dice Un runner madrileño en Houston, ayer me apetecía recordar viejos tiempos y el asfalto me encaminó por las rutas de antaño.
Una hora por el asfalto fuera de la zona de repetición que acostumbraba, mayor distancia y mejor ritmo. Buenas sensaciones.
A fin de cuentas, es de lo que se alimenta el runner, de las sensaciones.